De todo el mundo es bien conocido el prestigio que posee el Mini en cuanto a sus cualidades ruteras. Sólo podemos añadir que el Cooper 1300 es la mejor versión que a este respecto ha pasado nunca por nuestras manos. Lo mismo que el 1275-GT, lleva llantas de 4,5 pulgadas de ancho, que es el máximo que nunca ha calzado de origen cualquier Mini (el desaparecido Cooper S inglés las homologó bastante al final de su carrera). Por otra parte, la sustitución de la suspensión Hydrolastic por la más tradicional a base de amortiguadores (manteniendo los tacos, de goma como elemento elástico, por supuesto) ha supuesto una indudable ventaja a la hora de mejorar las cualidades ruteras del Mini. El movimiento de sube y baja que afecta de forma endémica a los coches con Hydrolastic desaparece, y si bien el coche balancea un poco (muy poco) más que con ella, su comportamiento es más progresivo y la adherencia de sus ruedas al suelo queda mejor garantizada.
Por supuesto, el hecho de su corta batalla -especialmente corta para un tracción delantera hace que tenga una nerviosidad de respuesta que no es habitual en los coches de «todo delante». Su sensibilidad al hecho de ir en tracción o retención al negociar una curva, es bien conocida, pero es un factor con el cual se puede jugar para lograr un comportamiento más acorde a los deseos del conductor, ya que levantando el pie -y si la marcha utilizada es lo bastante corta para lograr una retención enérgica- se consigue que el coche sobrevire ligeramente y entre hacia el interior de la curva, en lugar de tener el comportamiento constantemente subvirador del resto de los tracción delantera.
El pequeño tamaño de su rueda y la suspensión dura y de poco recorrido hacen que los pavimentos muy bacheados, descarnados o incluso simplemente ondulados no sean plato del gusto del Mini, como ya es bien sabido. En estas circunstancias, la pérdida de adherencia de la rueda motriz interior en curva es un fenómeno que ocurre con casi total seguridad en segunda marcha, y en casos desfavorables, incluso en tercera. El terreno ideal para el Mini es una carretera estrecha y muy virada, pero con pavimento en buen estado.
Valoración: 8,5
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